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Febrero14

Génesis 45, Job 12, Lucas 1, 1 Corintios 1

AudioCCF Bogotá
00:00 / 21:18

Génesis 45

José se da a conocer a sus hermanos

1José ya no podía contenerse delante de todos los que estaban a su lado, así que exclamó:

«¡Que salgan todos de mi presencia!»
Así que nadie estaba con él cuando se dio a conocer a sus hermanos.

2Y dio rienda suelta a su llanto. Y lo supieron los egipcios, y también se supo en la casa del faraón.
3Y les dijo José a sus hermanos:

«¡Yo soy José! ¿Vive todavía mi padre?»
Pero sus hermanos no pudieron responderle, porque estaban confundidos en su presencia.

4Entonces José les dijo:
«Acérquense a mí.»

Ellos se acercaron, y él les dijo:
«Yo soy José, su hermano, el que ustedes vendieron a Egipto.

5Pero no se pongan tristes, ni lamenten el haberme vendido, porque Dios me envió aquí, delante de ustedes, para preservarles la vida.
6Ya ha habido dos años de hambre en todo el país, y aún faltan cinco más, en los que no habrá quien are la tierra ni quien coseche nada.
7Pero Dios me envió delante de ustedes, para preservar su descendencia en la tierra y para darles vida mediante una gran liberación.
8Así que no son ustedes quienes me mandaron acá, sino Dios, que me ha puesto como padre del faraón y señor de toda su casa, y como gobernador de toda la tierra de Egipto.
9¡Pero dense prisa! Vayan con mi padre y díganle esto de mi parte: “Dios me ha hecho señor de todo Egipto. Ven a mí; no te detengas.
10Habitarás en la tierra de Gosén, y estarás cerca de mí, junto con tus hijos y tus nietos, tus ovejas y tus vacas, y todo lo que tienes.
11Yo te alimentaré allí, para que no te falte nada a ti ni a tu familia, ni a nada de lo que tienes, pues aún están por venir cinco años de hambre.”
12Ustedes y mi hermano Benjamín lo están viendo, que soy yo mismo quien les habla.
13Así que cuéntenle a mi padre de toda mi riqueza en Egipto, y de todo lo que han visto. ¡Pero dense prisa, y traigan aquí a mi padre!»
14Y llorando, José se echó sobre el cuello de Benjamín, su hermano; y también Benjamín lloró sobre su cuello.
15Llorando también, José besó luego a todos sus hermanos, y después sus hermanos hablaron con él.
16La noticia llegó a la casa del faraón. Le dijeron: «Han llegado los hermanos de José», lo cual agradó al faraón y a sus siervos.
17Entonces el faraón le dijo a José:

«Diles a tus hermanos que carguen sus bestias, y que regresen a la tierra de Canaán;
18que tomen al padre de ustedes y a sus familias, y que vengan a mí. Yo les daré a ustedes lo mejor de la tierra de Egipto, y ustedes comerán de la abundancia de la tierra.
19Y tú, ordénales que hagan lo siguiente: que tomen de la tierra de Egipto carros para sus niños y mujeres, y que vengan y traigan al padre de ustedes.
20Y no se preocupen por sus enseres, porque de ustedes será lo mejor de la tierra de Egipto.»

21Los hijos de Israel lo hicieron así, y siguiendo la orden del faraón, José les dio carros y les proveyó víveres para el camino.
22A cada uno de ellos le dio mudas de ropa, y a Benjamín le dio trescientas piezas de plata y cinco mudas de ropa.
23A su padre le envió diez asnos cargados con lo mejor de Egipto, diez asnas cargadas de trigo, y pan y comida para el viaje de su padre.
24Luego despidió a sus hermanos, y ellos partieron. Y él les recomendó:

«No vayan peleando por el camino.»

25Ellos salieron de Egipto y llegaron a la tierra de Canaán, a donde estaba Jacob su padre.
26Y le dieron la noticia. Le dijeron:

«¡José vive todavía! ¡Es el señor de toda la tierra de Egipto!» Pero en el fondo Jacob se afligió, porque no les creía.

27Entonces ellos le contaron todo lo que José había dicho, palabra por palabra. Y cuando Jacob vio los carros que José había enviado para llevarlo, su espíritu revivió.
28Entonces Israel dijo: «¡Me basta con que mi hijo José viva todavía! ¡Iré a verlo, antes de que me muera!»

Job 12

Job responde a Sofar

Job tomó la palabra y dijo:

2 «¡No hay duda! ¡Ustedes son la voz del pueblo!
¡Cuando ustedes mueran, morirá la sabiduría!
3 Pero yo también tengo un poco de sesos,
y no me siento inferior a ustedes.
¿Quién no sabe todo lo que han dicho?

4 »Yo invocaba a Dios, y él me respondía;
¡pero ahora hasta mis amigos se burlan de mí!
¡Por ser honesto soy objeto de burlas!
5 “El que está por caer, ¡que se caiga!”
Eso piensan quienes se sienten seguros.
6 En esta vida los ladrones prosperan,
Y se sienten seguros los que ofenden a Dios.
¡Creen que Dios mismo les ha dado todo!

7 »Observa a los animales, y aprende de ellos;
Mira a las aves en los cielos, y oye lo que te dicen.
8 Habla con la tierra, para que te enseñe;
hasta los peces te lo han de contar.
9 ¿Habrá entre éstos alguien que no sepa
que todo esto lo hizo la mano del Señor?
10 La vida de todo ser está en sus manos;
¡él infunde vida a toda la humanidad!

11 »El oído distingue las palabras,
el paladar reconoce los sabores,
12 los ancianos poseen sabiduría,
y una larga vida acumula entendimiento;
13 pero la sabiduría y el poder son de Dios,
y suya también la decisión inteligente.
14 Lo que Dios destruye, nadie lo reconstruye;
a quien él encierra, nadie puede liberarlo;
15 si él detiene las aguas, viene la sequía;
si envía lluvias torrenciales, la tierra se inunda.
16 Suyos son la sabiduría y el poder;
suyos son los que yerran y los que hacen errar.
17 Él despoja de buen juicio a los consejeros,
y entorpece el criterio de los jueces;
18 deshace las cadenas de los tiranos,
y los manda en cadena al cautiverio;
19 despoja de su poder a los sacerdotes,
y derriba del trono a los poderosos;
20 arrebata la palabra a los consejeros,
y deja a los ancianos sin inteligencia;
21 cubre de ignominia a los príncipes,
y expone a la vergüenza a los poderosos;
22 saca a la luz las fuerza ocultas,
y pone al descubierto las más densas tinieblas.
23 Por él las naciones prosperan o son destruidas;
es él quien las dispersa o las vuelve a reunir;
24 él entorpece el juicio de los gobernantes,
y los hace vagar sin rumbo por el desierto;
25 y éstos caminan a tientas, como ciegos sin guía,
y van dando traspiés, como todo borracho.

Lucas 1

Dedicatoria a Teófilo

1 Excelentísimo Teófilo:
Muchos han tratado ya de relatar en forma ordenada la historia de los sucesos que ciertamente se han cumplido entre nosotros, 2 tal y como nos los enseñaron quienes desde el principio fueron testigos presenciales y ministros de la palabra. 3 Después de haber investigado todo con sumo cuidado desde su origen, me ha parecido una buena idea escribírtelas por orden, 4 para que llegues a conocer bien la verdad de lo que se te ha enseñado.

Anuncio del nacimiento de Juan

5 En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías, cuya esposa, Elisabet, era descendiente de Aarón. 6 Ambos eran íntegros delante de Dios y obedecían de manera irreprensible todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. 7 Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril y los dos eran ya muy ancianos. 8 Un día en que Zacarías oficiaba como sacerdote delante de Dios, pues le había llegado el turno a su grupo, 9 le tocó en suerte entrar en el santuario del Señor para ofrecer incienso, conforme a la costumbre del sacerdocio. 10 Mientras se quemaba el incienso, todo el pueblo estaba orando afuera. 11 En eso, un ángel del Señor se le apareció a Zacarías. Estaba parado a la derecha del altar del incienso. 12 Cuando Zacarías lo vio, se desconcertó y le sobrevino un gran temor; 13 pero el ángel le dijo: «Zacarías, no tengas miedo, porque tu oración ha sido escuchada. Tu esposa Elisabet te dará un hijo, y tú le pondrás por nombre Juan. 14 Tendrás gozo y alegría, y muchos se regocijarán de su nacimiento, 15 pues ante Dios será un hombre muy importante. No beberá vino ni licor, y tendrá la plenitud del Espíritu Santo desde antes de nacer. 16 Él hará que muchos de los hijos de Israel se vuelvan al Señor su Dios, 17 y lo precederá con el espíritu y el poder de Elías, para hacer que los padres se reconcilien con sus hijos, y para llevar a los desobedientes a obtener la sabiduría de los justos. Así preparará bien al pueblo para recibir al Señor.» 18 Zacarías le preguntó al ángel: «¿Y cómo voy a saber que esto será así? ¡Yo estoy ya muy viejo, y mi esposa es de edad avanzada!» 19 El ángel le respondió: «Yo soy Gabriel, y estoy en presencia de Dios. He sido enviado a hablar contigo para comunicarte estas buenas noticias. 20 Pero como no has creído mis palabras, las cuales se cumplirán a su debido tiempo, ahora vas a quedarte mudo, y no podrás hablar hasta el día en que esto suceda.» 21 Mientras tanto, el pueblo esperaba a que saliera Zacarías, extrañados de que se tardara tanto en el santuario. 22 Pero cuando salió y no les podía hablar, comprendieron que habría tenido una visión en el santuario, pues les hablaba por señas y seguía mudo. 23 Cuando terminaron los días de su ministerio, Zacarías se fue a su casa.

24 Días después, su esposa Elisabet quedó encinta y se recluyó en su casa durante cinco meses, pues decía: 25 «El Señor ha actuado así conmigo para que ya no tenga nada de qué avergonzarme ante nadie.»

Anuncio del nacimiento de Jesús

26 Seis meses después, Dios envió al ángel Gabriel a la ciudad galilea de Nazaret 27 para ver a María, una virgen que estaba comprometida con José, un hombre que era descendiente de David. 28 El ángel entró en donde ella estaba y le dijo: «¡Salve, muy favorecida! El Señor está contigo.» 29 Cuando ella escuchó estas palabras, se sorprendió y se preguntaba qué clase de saludo era ése. 30 El ángel le dijo: «María, no temas. Dios te ha concedido su gracia. 31 Vas a quedar encinta, y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre JESÚS. 32 Éste será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios, el Señor, le dará el trono de David, su padre, 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» 34 Pero María le dijo al ángel: «¿Y esto cómo va a suceder? ¡Nunca he estado con un hombre!» 35 El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el Santo Ser que nacerá será llamado Hijo de Dios. 36 También tu parienta Elisabet, la que llamaban estéril, ha concebido un hijo en su vejez, y ya está en su sexto mes de embarazo. 37 ¡Para Dios no hay nada imposible!» 38 María dijo entonces: «Yo soy la sierva del Señor. ¡Cúmplase en mí lo que has dicho!» Y el ángel se fue de su presencia.

María visita a Elisabet

39 Por esos mismos días, María fue de prisa a una ciudad de Judá que estaba en las montañas. 40 Al entrar en la casa de Zacarías, saludó a Elisabet. 41 Y sucedió que, al oír Elisabet el saludo de María, la criatura saltó en su vientre y Elisabet recibió la plenitud del Espíritu Santo. 42 Entonces ella exclamó a voz en cuello: «¡Bendita eres tú entre las mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre! 43 ¿Cómo pudo sucederme que la madre de mi Señor venga a visitarme? 44 ¡Tan pronto como escuché tu saludo, la criatura saltó de alegría en mi vientre! 45 ¡Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá lo que el Señor te ha anunciado!»

46 Entonces María dijo:

«Mi alma glorifica al Señor,
47 y mi espíritu se regocija en Dios mi Salvador.
48 Pues se ha dignado mirar a su humilde sierva,
Y desde ahora me llamarán dichosa
por todas las generaciones.
49 Grandes cosas ha hecho en mí el Poderoso;
¡Santo es su nombre!
50 La misericordia de Dios es eterna
para aquellos que le temen.
51 Con su brazo hizo grandes proezas,
y deshizo los planes de los soberbios.
52 Derrocó del trono a los poderosos,
Y puso en alto a los humildes.
53 A los hambrientos los colmó de bienes,
y a los ricos los dejó con las manos vacías.
54 Socorrió a su siervo Israel,
y se acordó de su misericordia,
55 de la cual habló con nuestros padres,
con Abrahán y con su descendencia para siempre.»

56 María se quedó con Elisabet como tres meses, y después volvió a su casa.

Nacimiento de Juan el Bautista

57 Cuando se cumplió el tiempo, Elisabet dio a luz un hijo. 58 Y cuando sus vecinos y parientes supieron que Dios le había mostrado su gran misericordia, se alegraron con ella. 59 Al octavo día fueron para circuncidar al niño, y querían ponerle el nombre de su padre, Zacarías. 60 Pero su madre dijo: «No, va a llamarse Juan.» 61 Le preguntaron: «¿Por qué? ¡No hay nadie en tu familia que se llame así!» 62 Luego le preguntaron a su padre, por señas, qué nombre quería ponerle. 63 Zacarías pidió una tablilla y escribió: «Su nombre es Juan.» Y todos se quedaron asombrados. 64 En ese mismo instante, a Zacarías se le destrabó la lengua y comenzó a hablar y a bendecir a Dios. 65 Todos sus vecinos se llenaron de temor, y todo esto se divulgó por todas las montañas de Judea. 66 Todos los que oían esto se ponían a pensar, y se preguntaban: «¿Qué va a ser de este niño?» Y es que la mano del Señor estaba con él.

Profecía de Zacarías

67 Lleno del Espíritu Santo, Zacarías, su padre, profetizó:

68 «Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha venido a redimir a su pueblo.
69 Nos ha levantado un poderoso Salvador
en la casa de David, su siervo,
70 tal y como lo anunció en el pasado
por medio de sus santos profetas:
71 “Salvación de nuestros enemigos,
y del poder de los que nos odian.”
72 Mostró su misericordia a nuestros padres,
y se acordó de su santo pacto,
73 de su juramento a nuestro padre Abrahán:
Prometió que nos concedería
74 ser liberados de nuestros enemigos,
para poder servirle sin temor,
75 en santidad y en justicia
todos nuestros días delante de él.
76 Y a ti, niño, te llamarán “Profeta del Altísimo”,
porque irás precediendo al Señor
para preparar sus caminos.
77 Darás a conocer a su pueblo la salvación
y el perdón de sus pecados,
78 por la entrañable misericordia de nuestro Dios.
La aurora nos visitó desde lo alto,
79 para alumbrar a los que viven en tinieblas
y en medio de sombras de muerte;
para encaminarnos por la senda de la paz.»

80 El niño fue creciendo y fortaleciéndose en espíritu, y vivió en lugares apartados hasta el día en que se presentó públicamente a Israel.




1 Corintios 1

Saludo

1 Yo, Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Sóstenes, 2 saludamos a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser santos, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre del Señor Jesucristo, Señor suyo y nuestro. 3 Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes.

Acción de gracias por los dones espirituales

4 Siempre doy gracias a mi Dios por ustedes y por la gracia que él les ha dado en Cristo Jesús. 5 Porque en él ustedes fueron enriquecidos en todas las cosas, tanto en palabra como en conocimiento. 6 Así se ha confirmado en ustedes el testimonio acerca de Cristo, 7 de tal manera que nada les falta en ningún don, mientras esperan la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, 8 el cual también los confirmará hasta el fin, para que sean irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo. 9 Fiel es Dios, quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.

¿Está dividido Cristo?

10 Hermanos, les ruego por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que se pongan de acuerdo y que no haya divisiones entre ustedes, sino que estén perfectamente unidos en un mismo sentir y en un mismo parecer. 11 Digo esto, hermanos míos, porque los de Cloé me han informado que entre ustedes hay contiendas. 12 Quiero decir, que algunos de ustedes dicen: «Yo soy de Pablo»; otros, «yo soy de Apolos»; otros, «yo soy de Cefas»; y aun otros, «yo soy de Cristo». 13 ¿Acaso Cristo está dividido? ¿Acaso Pablo fue crucificado por ustedes? ¿O fueron ustedes bautizados en el nombre de Pablo? 14 Doy gracias a Dios de que no he bautizado a ninguno de ustedes, excepto a Crispo, y a Gayo, 15 para que ninguno de ustedes diga que fueron bautizados en mi nombre. 16 También bauticé a la familia de Estéfanas. Pero no sé si he bautizado a algún otro, 17 pues Cristo no me envió a bautizar, sino a predicar el evangelio, y esto, no con palabras elocuentes, para que la cruz de Cristo no perdiera su valor.

Cristo, poder y sabiduría de Dios

18 El mensaje de la cruz es ciertamente una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan, es decir, para nosotros, es poder de Dios. 19 Pues está escrito:

«Destruiré la sabiduría de los sabios,
y desecharé la inteligencia de los inteligentes.»

20 ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el que escudriña estos tiempos? ¿Acaso no ha hecho Dios enloquecer a la sabiduría de este mundo? 21 Porque Dios no permitió que el mundo lo conociera mediante la sabiduría, sino que dispuso salvar a los creyentes por la locura de la predicación. 22 Los judíos piden señales, y los griegos van tras la sabiduría, 23 pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, que para los judíos es ciertamente un tropezadero, y para los no judíos una locura, 24 pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es poder de Dios, y sabiduría de Dios. 25 Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.

26 Consideren, hermanos, su llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según los criterios humanos, ni son muchos los poderosos, ni muchos los nobles; 27 sino que Dios eligió lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo, para avergonzar a lo fuerte. 28 También Dios escogió lo vil del mundo y lo menospreciado, y lo que no es, para deshacer lo que es, 29 a fin de que nadie pueda jactarse en su presencia. 30 Pero gracias a Dios ustedes ahora son de Cristo Jesús, a quien Dios ha constituido como nuestra sabiduría, nuestra justificación, nuestra santificación y nuestra redención, 31 para que se cumpla lo que está escrito: «El que se gloría, que se gloríe en el Señor.»

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