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Febrero25

Éxodo 6, Job 23, Lucas 12, 1 Corintios 12

AudioCCF Bogotá
00:00 / 19:56

Éxodo 6

El Señor respondió a Moisés:

«Ahora verás lo que voy a hacer con el faraón. Sólo con mano fuerte los dejará ir, y con mano fuerte los echará fuera de su tierra.»

2 Dios volvió a hablar con Moisés, y le dijo:

«Yo soy EL SEÑOR. 3 Me aparecí a Abrahán, Isaac y Jacob como “Dios Omnipotente”, pero con el nombre de SEÑOR no me di a conocer a ellos. 4 También establecí con ellos mi pacto de darles la tierra de Canaán, la tierra donde vivieron como extranjeros. 5 Así mismo, he oído el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios obligan a trabajar, y me he acordado de mi pacto. 6 Por lo tanto, diles a los hijos de Israel: “Yo soy EL SEÑOR. Yo los voy a librar de los trabajos pesados en Egipto. Voy a liberarlos de su esclavitud. Con brazo extendido y con grandes juicios les daré libertad. 7 Los tomaré como mi pueblo, y seré su Dios; y ustedes sabrán que yo soy el Señor, su Dios, que los libró de los trabajos pesados en Egipto. 8 Voy a llevarlos a la tierra por la cual levanté mi mano y juré que se la daría a Abrahán, Isaac y Jacob. Yo les daré esa tierra en propiedad. Yo soy EL SEÑOR.”»

9 Esto mismo les dijo Moisés a los hijos de Israel, pero ellos no le hicieron caso debido a su espíritu acongojado y a la crueldad de su esclavitud. 10 Entonces el Señor habló con Moisés, y le dijo:

11 «Ve y habla con el faraón, el rey de Egipto. Dile que deje ir de su país a los hijos de Israel.»

12 Pero Moisés se encaró con el Señor y le respondió:

«Como sabes, los hijos de Israel no me hacen caso. Entonces, ¿cómo va a hacerme caso el faraón, si yo soy torpe de labios?»

13 El Señor habló con Moisés y Aarón, y les dio una orden para los hijos de Israel y para el faraón, rey de Egipto: tenían que sacar de Egipto a los hijos de Israel.

14 Éstos son los jefes de familia de sus antepasados:

De los hijos de Rubén, el primogénito de Israel, sus familias fueron: Janoc, Falú, Jesrón y Carmi.

15 De los hijos de Simeón, sus familias fueron: Jemuel, Jamín, Oad, Jaquín, Sojar, y Saúl, que fue hijo de una cananea.

16 Leví llegó a vivir ciento treinta y siete años. Éstos son los nombres de los hijos de Leví, según sus linajes: Gersón, Coat y Merari. 17 Los hijos de Gersón fueron Libni y Simey, según sus familias. 18 Los hijos de Coat fueron Amirán, Isar, Hebrón y Uziel. Coat llegó a vivir ciento treinta y tres años. 19 Los hijos de Merari fueron Mali y Musi. Éstas son las familias de Leví, según sus linajes.

20 Amirán tomó por mujer a su tía Jocabed, la cual dio a luz a Aarón y a Moisés. Amirán llegó a vivir ciento treinta y siete años. 21 Los hijos de Isar fueron Coré, Nefeg y Zicri. 22 Los hijos de Uziel fueron Misael, Elzafán y Sitri.

23 Aarón tomó por mujer a Elisabet, hija de Aminadab y hermana de Nasón, la cual dio a luz a Nadab, Abiú, Eleazar e Itamar. 24 Los hijos de Coré fueron Asir, Elcana y Abiasaf. Éstas son las familias de los coreítas.

25 Eleazar hijo de Aarón tomó por mujer a una de las hijas de Futiel, la cual dio a luz a Finés. Éstos son los jefes de los antepasados de los levitas, según sus familias.

26 A este Aarón y a este Moisés el Señor les dijo: «Saquen de Egipto a los hijos de Israel en orden de batalla.» 27 Estos Moisés y Aarón fueron los que hablaron con el faraón, rey de Egipto, para sacar de Egipto a los hijos de Israel.

28 Cuando el Señor habló con Moisés en la tierra de Egipto, 29 le dijo:

«Yo soy EL SEÑOR. Habla con el faraón, rey de Egipto, y repítele todo lo que yo te he dicho a ti.»

30 Pero Moisés se encaró con el Señor y le respondió:

«Como sabes, yo soy torpe de labios, así que ¿cómo va a hacerme caso el faraón?»

Job 23

Tercera respuesta de Job a Elifaz

Job le respondió lo siguiente:

2 «Hoy también siento una gran amargura;
mis heridas son más grandes que mi llanto.
3 ¡Cómo quisiera saber dónde hallar a Dios!
¡Iría a verlo hasta donde él se encontrara!
4 En su presencia le expondría mi caso,
pues mi boca está llena de argumentos.
5 Creo saber lo que él me respondería,
y creo que comprendería lo que me dijera.
6 No creo que él desplegaría su poder contra mí;
más bien, creo que él entendería mi sufrimiento.
7 Ante Dios, el justo puede razonar con él,
así que yo quedaría absuelto para siempre.

8 »Busco a Dios en el oriente, y no lo encuentro;
me dirijo al occidente, y no está allí.
9 Me vuelvo hacia el norte, y no logro verlo;
me vuelvo entonces al sur, y él se esconde de mí.
10 Pero Dios sabe por dónde ando;
me pondrá a prueba, y saldré refinado como el oro.
11 Mis pies han seguido sus pisadas;
seguí su camino, sin apartarme de él.
12 Nunca me he apartado de sus mandamientos;
sus palabras me son más preciadas que la comida.
13 Si él decide algo, ¿quién puede hacerlo cambiar?
¡Él lleva a cabo todo lo que se propone!
14 Así que hará conmigo lo que se ha propuesto,
y es mucho lo que él ha decidido hacer.
15 En su presencia, me invade un gran temor;
si pienso en ello, me pongo a temblar.
16 Dios me debilita el corazón;
el Todopoderoso me tiene aterrado.
17 ¿Por qué no me quitaron la vida aquella noche?
¿Por qué no me cubrieron el rostro en la oscuridad?

Lucas 12

La levadura de los fariseos

Mientras tanto, la gente se había reunido por millares. Era tal la multitud que se atropellaban unos contra otros. Jesús comenzó entonces a hablar, y en primer término les dijo a sus discípulos: «Cuídense de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. 2 Porque no hay nada encubierto que no haya de ser manifestado, ni nada oculto que no haya de saberse. 3 Por tanto, todo lo que ustedes digan en la oscuridad, se oirá a plena luz, y lo que ustedes musiten en la alcoba, se dará a conocer desde las azoteas.

A quién se debe temer
4 »Amigos míos, yo les digo a ustedes que no deben temer a los que matan el cuerpo, pero más de eso no pueden hacer después. 5 Yo les voy a enseñar a quién deben temer: Teman a aquel que, después de quitar la vida, tiene el poder de arrojarlos en el infierno. Sí, a él ténganle miedo. 6 ¿Acaso no se venden cinco pajarillos por un par de monedas? Sin embargo, Dios no se olvida de ninguno de ellos. 7 Lo mismo pasa con ustedes, pues hasta los cabellos de su cabeza están todos contados. Así que no teman, pues ustedes valen más que muchos pajarillos.

Confesión de fe en Jesús
8 »Yo les digo que a todo aquel que me confiese delante de los hombres, también el Hijo del Hombre lo confesará delante de los ángeles de Dios. 9 Pero al que me niegue delante de los hombres, se le negará delante de los ángeles de Dios. 10 Toda palabra que se diga en contra del Hijo del Hombre, será perdonada; pero toda blasfemia en contra del Espíritu Santo no será perdonada. 11 Cuando ustedes sean llevados a las sinagogas, y presentados ante magistrados y autoridades, no se preocupen de cómo o qué responder, o qué decir, 12 porque en ese mismo instante el Espíritu Santo les enseñará lo que deban decir.»

El rico insensato
13 Uno de la multitud le dijo: «Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia.» 14 Pero Jesús le dijo: «Hombre, ¿quién me ha puesto como juez o mediador entre ustedes?» 15 También les dijo: «Manténganse atentos y cuídense de toda avaricia, porque la vida del hombre no depende de los muchos bienes que posea.» 16 Además, les contó una parábola: «Un hombre rico tenía un terreno que le produjo una buena cosecha. 17 Y este hombre se puso a pensar: “¿Qué voy a hacer? ¡No tengo dónde guardar mi cosecha!” 18 Entonces dijo: “¡Ya sé lo que haré! Derribaré mis graneros, construiré otros más grandes, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes. 19 Y me diré a mí mismo: ‘Ya puede descansar mi alma, pues ahora tengo guardados muchos bienes para muchos años. Ahora, pues, ¡a comer, a beber y a disfrutar!’” 20 Pero Dios le dijo: “Necio, esta noche vienen a quitarte la vida; ¿y para quién será lo que has guardado?” 21 Eso le sucede a quien acumula riquezas para sí mismo, pero no es rico para con Dios.»

El afán y la ansiedad
22 Después, Jesús dijo a sus discípulos: «Por eso les digo que no se preocupen por su vida ni por lo que han de comer, ni por su cuerpo ni por lo que han de vestir. 23 La vida es más que la comida, y el cuerpo es más que el vestido. 24 Fíjense en los cuervos: no siembran, ni siegan; no tienen almacenes ni bodegas, y no obstante Dios los alimenta. ¿Acaso no valen ustedes mucho más que las aves? 25 ¿Quién de ustedes, por mucho que lo intente, puede añadir medio metro a su estatura? 26 Pues si ustedes no pueden hacer ni lo más pequeño, ¿por qué se preocupan por lo demás? 27 Fíjense en los lirios, cómo crecen, y no trabajan ni hilan; pero yo les digo que ni Salomón, con todas sus riquezas, llegó a vestirse como uno de ellos. 28 Y si Dios viste así a la hierba, que hoy está en el campo y mañana es echada al horno, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! 29 Así que no se preocupen ni se angustien por lo que han de comer, ni por lo que han de beber. 30 Todo esto lo busca la gente de este mundo, pero el Padre sabe que ustedes tienen necesidad de estas cosas. 31 Busquen ustedes el reino de Dios, y todas estas cosas les serán añadidas.

Tesoro en el cielo
32 »Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino. 33 Vendan lo que ahora tienen, y denlo como limosna. Consíganse bolsas que no se hagan viejas, y háganse en los cielos un tesoro que no se agote. Allí no entran los ladrones, ni carcome la polilla. 34 Porque donde ustedes tengan su tesoro, allí también estará su corazón.

El siervo vigilante
35 »Manténganse listos, con la ropa puesta y con su lámpara encendida. 36 Sean como los siervos que están pendientes de que su señor regrese de una fiesta de bodas: en cuanto su señor llega y llama, ellos le abren enseguida. 37 ¡Dichosos los siervos a los que su señor encuentra pendientes de su regreso! De cierto les digo que se ajustará la ropa, los hará sentarse a la mesa, y él mismo vendrá a servirles. 38 Dichosos los siervos a los que su señor encuentre así, aunque llegue a la medianoche o en la madrugada. 39 Pero esto deben saber: si el dueño de la casa supiera a qué hora va a llegar el ladrón, estaría pendiente y no permitiría que robaran su casa. 40 También ustedes deben estar preparados, porque el Hijo del Hombre vendrá cuando ustedes menos lo esperen.»

El siervo infiel
41 Entonces Pedro le dijo: «Señor, ¿esta parábola es para nosotros, o para todos?» 42 El Señor le respondió: «¿Quién es el mayordomo fiel y prudente, al cual su señor deja a cargo de los de su casa para que los alimente a su debido tiempo? 43 Dichoso el siervo al que, cuando su señor venga, lo encuentre haciendo así. 44 De cierto les digo que lo pondrá a cargo de todos sus bienes. 45 Pero si aquel siervo cree que su señor va a tardar, y comienza a golpear a los criados y a las criadas, y a comer y beber y embriagarse, 46 el señor de aquel siervo vendrá cuando éste menos lo espere, y a una hora que no sabe, y lo castigará duramente, y lo echará con los incrédulos. 47 El siervo que, a pesar de conocer la voluntad de su señor, no se prepara para cumplirla, se hace acreedor de muchos azotes. 48 Pero el que se hace acreedor a recibir azotes sin conocer la voluntad de su señor, será azotado poco. Porque al que se le da mucho, también se le exigirá mucho; y al que se le confía mucho, se le pedirá más todavía.

Jesús, causa de división
49 »Yo he venido a lanzar fuego sobre la tierra. ¡Y cómo quisiera que ya estuviera en llamas! 50 Hay un bautismo que debo recibir, ¡y cómo me angustio esperando que se cumpla! 51 ¿Creen ustedes que he venido a la tierra para traer paz? Pues les digo que no, sino más bien división. 52 Porque de ahora en adelante una familia de cinco estará dividida en tres contra dos, y en dos contra tres. 53 El padre se enfrentará con el hijo, y el hijo con el padre. La madre estará en contra de la hija, y la hija en contra de la madre. La suegra estará en contra de su nuera, y la nuera en contra de su suegra.»

¿Cómo no reconocen este tiempo?
54 Jesús decía también a la multitud: «Cuando ustedes ven que se levanta una nube en el poniente, dicen: “Va a llover”; y así sucede. 55 Cuando sopla el viento del sur, dicen: “Va a hacer calor”; y así sucede. 56 ¡Hipócritas! Si saben discernir el aspecto del cielo y de la tierra, ¿cómo es que no saben discernir el tiempo en que viven?

Arréglate con tu adversario
57 »¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? 58 Cuando comparezcas con tu adversario ante el magistrado, procura arreglarte con él mientras vas de camino; no sea que te lleve ante el juez, y el juez te entregue al alguacil, y el alguacil te meta en la cárcel. 59 Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado la última moneda.»

1 Corintios 12

Dones espirituales

Hermanos, no quiero que ignoren lo relacionado con los dones espirituales. 2 Ustedes saben que, cuando no eran creyentes, eran arrastrados hacia los ídolos mudos. 3 Por tanto, quiero que sepan que nadie que hable por el Espíritu de Dios puede maldecir a Jesús; y que nadie puede llamar «Señor» a Jesús, si no es por el Espíritu Santo.

4 Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. 5 Hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. 6 Hay diversidad de actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. 7 Pero la manifestación del Espíritu le es dada a cada uno para provecho. 8 A uno el Espíritu le da palabra de sabiduría; a otro, el mismo Espíritu le da palabra de ciencia; 9 a otro, el mismo Espíritu le da fe; y a otro, dones de sanidades; 10 a otro más, el don de hacer milagros; a otro, el don de profecía; a otro, el don de discernir los espíritus; a otro, el don de diversos géneros de lenguas; y a otro, el don de interpretar lenguas; 11 pero todo esto lo hace uno y el mismo Espíritu, que reparte a cada uno en particular, según su voluntad.

12 Porque así como el cuerpo es uno solo, y tiene muchos miembros, pero todos ellos, siendo muchos, conforman un solo cuerpo, así también Cristo es uno solo. 13 Por un solo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, tanto los judíos como los no judíos, lo mismo los esclavos que los libres, y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu.

14 Además, el cuerpo no esta constituido por un solo miembro, sino por muchos. 15 Aun cuando el pie diga: «Yo no soy mano, así que no soy del cuerpo», no dejará de ser parte del cuerpo. 16 Y aun cuando la oreja diga: «Yo no soy ojo, así que no soy del cuerpo», tampoco dejará de ser parte del cuerpo. 17 Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿dónde estaría el oído? Y si todo fuera oído, ¿dónde estaría el olfato? 18 Pero Dios ha colocado a cada miembro del cuerpo donde mejor le pareció. 19 Porque, si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? 20 Lo cierto es que son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. 21 Ni el ojo puede decir a la mano: «No te necesito», ni tampoco puede la cabeza decir a los pies: «No los necesito». 22 En realidad, los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios, 23 y a los que nos parecen menos dignos, los vestimos con mayor dignidad; y a los que nos parecen menos decorosos, los tratamos con más decoro, 24 Porque eso no les hace falta a los que nos parecen más decorosos. Pero Dios ordenó el cuerpo de tal manera, que dio mayor honor al que le faltaba, 25 para que no haya divisiones en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocupen los unos por los otros. 26 De manera que, si uno de los miembros padece, todos los miembros se conduelen, y si uno de los miembros recibe honores, todos los miembros se regocijan con él.

27 Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno de ustedes es un miembro con una función particular. 28 En la iglesia Dios ha puesto, en primer lugar, apóstoles, luego profetas, y en tercer lugar, maestros; luego están los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, y los que tienen don de lenguas. 29 ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? 30 ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Hablan todos lenguas? ¿Interpretan todos? 31 Como no es así, ustedes deben procurar los mejores dones. Pero yo les muestro un camino aun más excelente.

La Biblia en un año ©2024 

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