La Biblia en un año
Marzo 1
Éxodo 11, Job 28, Lucas 17, 2 Corintios 1
Éxodo 11
La muerte de los primogénitos egipcios
El Señor le dijo a Moisés:
«Todavía voy a traer una plaga sobre el faraón y sobre Egipto. Después de eso, él los dejará ir de aquí, y esa expulsión será definitiva. 2 Ve ahora y habla con el pueblo, para que todos, hombres y mujeres, les pidan a sus vecinos y vecinas alhajas de oro y plata.»
3 Y el Señor hizo que los egipcios vieran al pueblo con buenos ojos. Moisés también era tenido en alta estima en la tierra de Egipto, tanto a los ojos de los siervos del faraón como a los ojos del pueblo. 4 Así que Moisés dijo:
«Así ha dicho el Señor: “A la medianoche pasaré a través de todo Egipto, 5 y todos los primogénitos egipcios morirán, desde el primogénito del faraón, que se sienta en su trono, hasta el primogénito de la sierva que trabaja en el molino, y también todas las primeras crías de los animales. 6 Habrá en todo Egipto un gran clamor, como no lo hubo antes, ni jamás lo habrá. 7 Pero entre los hijos de Israel, ni un perro moverá su lengua contra ellos, ni contra sus animales, para que sepan que el Señor hace diferencia entre los egipcios y los israelitas. 8 Y todos estos siervos tuyos se humillarán ante mí, y con el rostro inclinado delante de mí dirán: ‘Vete de aquí, tú y todo el pueblo que te sigue’. Después de esto, yo saldré.”»
Y Moisés salió muy enojado de la presencia del faraón. 9 Entonces el Señor le dijo:
«Para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto, el faraón no les va a hacer caso.»
10 Y Moisés y Aarón hicieron todos estos prodigios delante del faraón, pues el Señor endureció el corazón del faraón y no dejó salir de su país a los hijos de Israel.
Job 28
Elogio de la sabiduría
«La plata se extrae de las minas,
y el oro se refina en el crisol.
2 Del polvo de la tierra se saca el hierro,
y el cobre se aparta de la escoria.
3 Con el fuego se ha puesto fin a las tinieblas,
y el hombre examina con detalle
cada piedra que hay en esa densa oscuridad.
4 Abre minas en lugares no habitados,
en sitios donde nadie ha plantado el pie,
y entran los mineros, balanceándose con sogas.
5 De la tierra se obtiene el alimento,
y abajo de ella todo se convierte en fuego.
6 En su seno se encuentran zafiros,
y aun el polvo de la tierra es oro.
7 »Son lugares que las aves desconocen,
y que jamás vieron los ojos de los buitres.
8 Nunca pasaron por allí las fieras,
ni tampoco el león feroz pisó ese lugar.
9 Con el duro pedernal en la mano,
el hombre cava la raíz de las montañas.
10 Hace túneles en las rocas,
y sus ojos descubren piedras preciosas.
11 Explora el lugar donde nacen los ríos,
y saca a la luz muchas cosas escondidas.
12 »Pero ¿dónde se halla la sabiduría?
¿En qué lugar está la inteligencia?
13 Nadie sabe lo que vale,
pues no se halla en este mundo.
14 El mar profundo dice: “Aquí no está”,
y el océano asegura: “Yo no la tengo”.
15 La sabiduría no se compra con oro,
ni su precio puede pagarse con plata.
16 No se compra con oro de Ofir,
ni con el precioso ónice, ni con el zafiro.
17 Ni los diamantes ni el oro se le comparan,
ni se da a cambio de finas alhajas de oro.
18 No se le comparan el coral y las perlas;
La sabiduría es más valiosa que las piedras preciosas.
19 Ni el topacio de Etiopía, ni el oro más fino,
son de tanto valor como ella.
20 »¿De dónde viene la sabiduría?
¿En qué lugar se encuentra la inteligencia?
21 Se halla escondida de todo ser vivo;
se halla escondida de las aves del cielo.
22 Aunque la muerte y el sepulcro aseguran
que a sus oídos ha llegado su fama.
23 »Sólo Dios sabe llegar hasta ella;
sólo él sabe en dónde se halla.
24 Con su mirada ve hasta los confines de la tierra,
y ve también lo que pasa bajo el cielo.
25 Cuando Dios determinó el peso del viento,
y midió el agua de mares y ríos;
26 cuando estableció una ley para las lluvias,
y señaló la ruta de los relámpagos,
27 vio a la sabiduría, que estaba allí,
y la puso a prueba y reconoció su valor.
28 Entonces dijo a la humanidad:
“El temor del Señor es la sabiduría.
Quien se aparta del mal es inteligente.”»
Lucas 17
Ocasiones de caer
Jesús dijo a sus discípulos: «Es imposible que no vengan tropiezos, pero ¡ay de aquel por quien vengan! 2 Más le valdría que le colgaran al cuello una piedra de molino, y que lo arrojaran al mar, que servir de tropiezo a uno solo de estos pequeñitos. 3 Así que, ¡tengan cuidado! Si tu hermano peca contra ti, repréndelo; y si se arrepiente, perdónalo. 4 Si en un solo día peca siete veces contra ti, y siete veces vuelve a ti el mismo día y te dice: “Me arrepiento”, perdónalo.»
Auméntanos la fe
5 Los apóstoles le dijeron al Señor: «Auméntanos la fe.» 6 Entonces el Señor les dijo: «Si ustedes tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, podrían decirle a este sicómoro: “Desarráigate, y plántate en el mar”, y el sicómoro los obedecería.
El deber del siervo
7 »Si alguno de ustedes tiene un siervo que ara o apacienta el ganado, ¿acaso cuando él vuelve del campo le dice: “Pasa y siéntate a la mesa”? 8 ¡No! Más bien, le dice: “Prepárame la cena, y arréglate la ropa para servirme mientras yo como y bebo. Después podrás comer y beber tú.” 9 ¿Y acaso se le agradece al siervo el hacer lo que se le ordena? 10 Así también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha ordenado, digan: “Somos siervos inútiles, no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber.”»
Diez leprosos son limpiados
11 En su camino a Jerusalén, Jesús pasó entre Samaria y Galilea. 12 Al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez leprosos, los cuales se quedaron a cierta distancia de él, 13 y levantando la voz le dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» 14 Cuando él los vio, les dijo: «Vayan y preséntense ante los sacerdotes.» Y sucedió que, mientras ellos iban de camino, quedaron limpios. 15 Entonces uno de ellos, al ver que había sido sanado, volvió alabando a Dios a voz en cuello, 16 y rostro en tierra se arrojó a los pies de Jesús y le dio las gracias. Este hombre era samaritano. 17 Jesús dijo: «¿No eran diez los que fueron limpiados? ¿Dónde están los otros nueve? 18 ¿No hubo quien volviera y alabara a Dios sino este extranjero?» 19 Y al samaritano le dijo: «Levántate y vete. Tu fe te ha salvado.»
La venida del Reino
20 Cuando los fariseos le preguntaron cuándo había de venir el reino de Dios, él les respondió: «El reino de Dios no vendrá con advertencia, 21 ni se dirá: “Aquí está”, o “Allí está”; porque el reino de Dios está entre ustedes.» 22 A sus discípulos les dijo: «Llegará el tiempo cuando ustedes querrán ver siquiera uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo verán. 23 Les dirán: “Está aquí”, o “está allí”, pero no vayan ni los sigan. 24 Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece de un extremo del cielo hasta el otro, así también será el día del Hijo del Hombre. 25 Pero primero es necesario que padezca mucho, y que sea desechado por esta generación. 26 Tal y como sucedió en los días de Noé, así también sucederá en los días del Hijo del Hombre. 27 La gente comía y bebía, y se casaba y se daba en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces vino el diluvio y los destruyó a todos. 28 Lo mismo sucedió en los días de Lot: la gente comía y bebía, compraba y vendía, plantaba y edificaba casas; 29 pero cuando Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. 30 Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste. 31 En aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus bienes en su casa, que no baje a tomarlos; y el que esté en el campo, que no regrese a su casa. 32 ¡Acuérdense de la mujer de Lot! 33 Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda, la salvará. 34 Yo les digo que esa noche, si dos están en una cama, uno de ellos será tomado, y el otro será dejado. 35 Si dos mujeres están moliendo juntas, una de ellas será tomada, y la otra será dejada. 36 Si dos están en el campo, uno de ellos será tomado, y el otro será dejado.» 37 Entonces le preguntaron: «Y eso, Señor, ¿dónde ocurrirá?» Y Jesús les respondió: «Donde está el cadáver, allí se juntan los buitres.»
2 Corintios 1
Saludo
Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, saludamos a la iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que están en toda Acaya. 2 Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo, sean con todos ustedes.
Aflicciones de Pablo
3 Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de misericordias y Dios de toda consolación, 4 quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones, para que también nosotros podamos consolar a los que están sufriendo, por medio de la consolación con que nosotros somos consolados por Dios. 5 Porque así como abundan en nosotros las aflicciones de Cristo, así también por el mismo Cristo abunda nuestra consolación. 6 Si nosotros sufrimos, es para que ustedes reciban consolación y salvación; si somos consolados, es para que ustedes reciban consuelo y puedan soportar como nosotros cuando pasen por los mismos sufrimientos. 7 Firme es nuestra esperanza respecto a ustedes, pues sabemos que así como participan en nuestras aflicciones, también participan en nuestra consolación.
8 Hermanos, no queremos que ustedes ignoren nada acerca de los sufrimientos que padecimos en Asia; porque fuimos abrumados de manera extraordinaria y más allá de nuestras fuerzas, de tal modo que hasta perdimos la esperanza de seguir con vida. 9 Pero la sentencia de muerte que pendía sobre nosotros fue para que no confiáramos en nosotros mismos, sino en Dios que resucita a los muertos; 10 y él nos libró, y nos libra, y aún tenemos la esperanza de que él seguirá librándonos de tal peligro de muerte, 11 si ustedes nos apoyan con sus oraciones por nosotros. Si muchos oran por nosotros, también serán muchos los que den gracias a Dios por el don concedido a nosotros por tantas oraciones.
Pablo pospone su visita a Corinto
12 Nuestro motivo de orgullo es el testimonio de nuestra conciencia ante Dios, que nos dice que en este mundo, y especialmente con ustedes, nos hemos comportado no con sabiduría humana, sino con la sencillez y la sinceridad que proviene de Dios. 13 Porque no les escribimos nada que no pudieran leer y entender, y espero que al final puedan comprenderlo todo, 14 así como ya en parte han entendido que pueden estar orgullosos de nosotros, y que nosotros estaremos orgullosos de ustedes en el día del Señor Jesús.
15 Seguro de esto, quise antes que nada ir a visitarlos, para que tuvieran una doble bendición; 16 es decir, quise visitarlos de camino a Macedonia, y visitarlos nuevamente a mi regreso, para que me ayudaran a continuar mi viaje a Judea. 17 Cuando quise hacer esto, ¿fue acaso algo decidido a la ligera? ¿Acaso lo que pienso hacer, lo pienso como toda la gente, que está lista para decir «Sí» y «No» al mismo tiempo? 18 Dios es testigo fiel de que nosotros no les decimos a ustedes «Sí» y «No» al mismo tiempo. 19 Porque Jesucristo, el Hijo de Dios, que Silvano, Timoteo y yo les hemos predicado, no ha sido «Sí» y «No»; sino que siempre ha sido «Sí» en él. 20 Porque todas las promesas de Dios en él son «Sí». Por eso, por medio de él también nosotros decimos «Amén», para la gloria de Dios. 21 Y es Dios el que nos confirma con ustedes en Cristo, y es Dios el que nos ha ungido, 22 y es Dios el que también nos ha marcado con su sello, y el que, como garantía, ha puesto al Espíritu en nuestros corazones.
23 Así que pongo a Dios por testigo de que, si aún no he pasado por Corinto, ha sido por consideración a ustedes. 24 No es nuestra intención dirigir la fe de ustedes, sino colaborar con ustedes para que tengan gozo, pues por la fe se mantienen firmes.