top of page
< Back

Mayo 3

Números 7, Salmos 49, Hebreos 9

AudioCCF Bogotá Norte
00:00 / 18:13

Números 7

Ofrendas para la consagración del altar

1 Cuando Moisés terminó de levantar el tabernáculo, lo ungió y lo santificó junto con todos sus utensilios, y ungió y santificó también el altar y todos sus utensilios. 2 Entonces los príncipes de Israel, los jefes de las familias de sus antepasados, y los que eran príncipes de las tribus y habían estado a cargo del censo, presentaron sus ofrendas. 3 Lo que presentaron delante del Señor fueron seis carros cubiertos y doce bueyes, es decir, un carro por cada dos príncipes, y un buey por cada príncipe, y los ofrecieron delante del tabernáculo. 4 Entonces el Señor habló con Moisés, y le dijo:

5 «Recíbeles esas ofrendas. Serán para el servicio del tabernáculo de reunión. Tú se las darás a cada uno de los levitas, según lo requiera su ministerio.»

6 Moisés recibió los carros y los bueyes, y se los dio a los levitas. 7 A los hijos de Gersón les dio dos carros y cuatro bueyes, conforme a su ministerio. 8 A los hijos de Merari, que estaban bajo las órdenes de Itamar, hijo del sacerdote Aarón, les dio cuatro carros y ocho bueyes, conforme a su ministerio. 9 A los hijos de Coat no les dio nada, porque ellos debían llevar sobre sus hombros el servicio del santuario.

10 El día en que el altar fue ungido, los príncipes llevaron ofrendas para la dedicación, y cada uno presentó su ofrenda delante del altar. 11 Entonces el Señor le dijo a Moisés:

«Los príncipes presentarán su ofrenda para la dedicación del altar, uno a la vez cada día.»

12 El primer día presentó su ofrenda Nasón hijo de Aminadab, de la tribu de Judá. 13 Ofreció un platón de plata que, conforme al peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 14 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 15 un becerro, un carnero, un cordero de un año para el holocausto; 16 un macho cabrío para la expiación; 17 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Nasón hijo de Aminadab.

18 El segundo día presentó su ofrenda Natanael hijo de Suar, príncipe de Isacar. 19 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 20 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 21 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 22 un macho cabrío para la expiación; 23 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Natanael hijo de Suar.

24 El tercer día, presentó su ofrenda Eliab hijo de Helón, príncipe de los hijos de Zabulón. 25 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 26 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 27 un becerro, un carnero, un cordero de un año para el holocausto; 28 un macho cabrío para la expiación; 29 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Eliab hijo de Helón.

30 El cuarto día presentó su ofrenda Elisur hijo de Sedeur, príncipe de los hijos de Rubén. 31 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 32 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 33 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 34 un macho cabrío para la expiación; 35 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Elisur hijo de Sedeur.

36 El quinto día presentó su ofrenda Selumiel hijo de Surisaday, príncipe de los hijos de Simeón. 37 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 38 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 39 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 40 un macho cabrío para la expiación; 41 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Selumiel hijo de Surisaday.

42 El sexto día presentó su ofrenda Eliasaf hijo de Deuel, príncipe de los hijos de Gad. 43 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 44 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 45 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 46 un macho cabrío para la expiación; 47 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Eliasaf hijo de Deuel.

48 El séptimo día presentó su ofrenda Elisama hijo de Amiud, príncipe de los hijos de Efraín. 49 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 50 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 51 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 52 un macho cabrío para la expiación; 53 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Elisama hijo de Amiud.

54 El octavo día presentó su ofrenda Gamaliel hijo de Pedasur, príncipe de los hijos de Manasés. 55 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 56 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 57 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 58 un macho cabrío para la expiación; 59 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Gamaliel hijo de Pedasur.

60 El noveno día presentó su ofrenda Abidán hijo de Gedeoni, príncipe de los hijos de Benjamín. 61 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 62 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 63 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 64 un macho cabrío para la expiación; 65 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Abidán hijo de Gedeoni.

66 El décimo día presentó su ofrenda Ajiezer hijo de Amisaday, príncipe de los hijos de Dan. 67 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 68 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 69 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 70 un macho cabrío para la expiación; 71 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Ajiezer hijo de Amisaday.

72 El undécimo día presentó su ofrenda Pagiel hijo de Ocrán, príncipe de los hijos de Aser. 73 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 74 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 75 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 76 un macho cabrío para la expiación; 77 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Pagiel hijo de Ocrán.

78 El duodécimo día presentó su ofrenda Ajirá hijo de Enán, príncipe de los hijos de Neftalí. 79 Ofreció un platón de plata que, según el peso oficial del santuario, pesaba un kilo y medio, y un jarrón de plata de tres cuartos de kilo, ambos llenos de flor de harina amasada con aceite para ofrenda; 80 una cuchara de oro de cien gramos, llena de incienso; 81 un becerro, un carnero, y un cordero de un año para el holocausto; 82 un macho cabrío para la expiación; 83 y dos bueyes, cinco carneros, cinco machos cabríos y cinco corderos de un año, para la ofrenda de paz. Ésta fue la ofrenda de Ajirá hijo de Enán.

84 Ésta fue la ofrenda que los príncipes de Israel presentaron para la dedicación del altar, el día en que éste fue ungido: doce platones de plata, doce jarrones de plata, y doce cucharas de oro. 85 Cada platón pesaba un kilo y medio, y cada jarrón pesaba tres cuartos de kilo; toda la plata de la vajilla pesaba veintisiete kilos, según el peso oficial del santuario. 86 Las doce cucharas de oro llenas de incienso pesaban cien gramos cada una, según el peso oficial del santuario, y todo el oro de las cucharas pesaba un kilo y doscientos gramos. 87 Todos los animales para el holocausto fueron doce becerros, doce carneros, doce corderos de un año, cada uno con su ofrenda, y doce machos cabríos para la expiación. 88 Todos los animales para la ofrenda de paz fueron veinticuatro novillos, sesenta carneros, sesenta machos cabríos, y sesenta corderos de un año. Ésta fue la ofrenda para la dedicación del altar, después de que fue ungido.

89 Cuando Moisés entraba en el tabernáculo de reunión para hablar con Dios, oía la voz que le hablaba desde la parte superior del propiciatorio, el cual estaba sobre el arca del testimonio, entre los dos querubines, y hablaba con él.

Salmos 49

Es inútil confiar en las riquezas

Al músico principal. Salmo de los hijos de Coré.

1 Escuchen esto, pueblos todos;
escuchen esto, habitantes del mundo entero;
2 lo mismo los nobles que los plebeyos,
lo mismo los pobres que los ricos.
3 De mis labios brotará sabiduría;
de mi corazón, sagaces reflexiones.
4 Inclinaré mi oído a los proverbios
y al son del arpa explicaré su sentido.

5 ¿Por qué habré de temer en los días aciagos,
cuando la maldad de mis opresores me rodea,
6 cuando los que confían en sus riquezas
se jactan de sus muchas posesiones?
7 ¡Ninguno de ellos puede salvar a su hermano,
ni dar nada a Dios a cambio de su vida!
8 El rescate de una vida tiene un alto precio,
y ningún dinero será jamás suficiente
9 para que siga con vida para siempre
y nunca llegue a experimentar la muerte.
10 Es evidente que hasta los sabios mueren;
que los necios e insensatos perecen por igual,
y que a otros les dejan sus riquezas.
11 Algunos piensan que sus casas serán eternas,
y que las habitarán por todas las generaciones,
y hasta dan su nombre a las tierras que poseen.
12 Aunque ricos, los mortales no permanecen;
lo mismo que las bestias, un día perecen.

13 Este camino suyo es una locura,
pero sus hijos se complacen en sus dichos,
14 mientras la muerte los lleva al sepulcro
como un pastor que guía a sus rebaños;
será el sepulcro su última morada.
Allí desaparecerá su buen semblante,
y un día los hombres justos serán sus amos.
15 Pero a mí, Dios me rescatará;
¡Dios me librará del poder del sepulcro!

16 Tú, no te preocupes cuando veas
que otros se hacen ricos y agrandan sus casas,
17 pues nada se llevarán cuando mueran;
sus riquezas no se las llevarán al sepulcro.
18 Aunque se sientan felices mientras vivan,
y la gente los alabe cuando prosperen,
19 un día irán a reunirse con sus antepasados
y nunca más volverán a ver la luz.
20 Aunque ricos, los mortales no entienden;
lo mismo que las bestias, un día perecen.

Hebreos 9

1Ahora bien, incluso el primer pacto tenía reglas para el culto, y un santuario terrenal. 2 En efecto, el tabernáculo estaba dispuesto así: en la primera parte, llamada el Lugar Santo, estaban el candelabro, la mesa y los panes de la proposición. 3 Tras el segundo velo estaba la parte del tabernáculo llamada el Lugar Santísimo, 4 el cual tenía un incensario de oro y el arca del pacto, totalmente recubierta de oro; en el arca había una urna de oro que contenía el maná, la vara de Aarón que reverdeció, y las tablas del pacto. 5 Por encima del arca estaban los querubines de la gloria, los cuales cubrían el propiciatorio. Pero de esto no se puede hablar ahora en detalle.

6 Con todo esto dispuesto así, los sacerdotes entran continuamente en la primera parte del tabernáculo para celebrar los oficios del culto; 7 pero en la segunda parte entra únicamente el sumo sacerdote, y esto sólo una vez al año, y siempre llevando sangre, la cual ofrece por sí mismo y por los pecados involuntarios que el pueblo comete. 8 Con esto el Espíritu Santo nos da a entender que, mientras la primera parte del tabernáculo siga en pie, el camino que lleva al Lugar Santísimo aún no estará abierto. 9 Todo esto es un símbolo para el tiempo presente, de que las ofrendas y sacrificios que allí se presentan no pueden perfeccionar la conciencia de los que adoran así, 10 ya que tienen que ver sólo con comidas y bebidas, y con diversas ceremonias de purificación y ordenanzas externas, cuyo valor tiene vigencia hasta que llegue el tiempo de reformarlo todo.

11 Pero Cristo vino ya, y es el sumo sacerdote de los bienes venideros, a través del tabernáculo más amplio y más perfecto, el cual no ha sido hecho por los hombres, es decir, que no es de esta creación, 12 y no por medio de la sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por medio de su propia sangre. Entró una sola vez y para siempre en el Lugar Santísimo, y así obtuvo para nosotros la redención eterna. 13 Si la sangre de los toros y de los machos cabríos, y las cenizas de la becerra rociadas sobre los impuros, santifican para la purificación de la carne, 14 ¡cuánto más la sangre de Cristo, que por medio del Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará de obras muertas nuestra conciencia, para que sirvamos al Dios vivo!

15 Por eso Cristo es mediador de un nuevo pacto,[a] para que los llamados reciban la promesa de la herencia eterna, pues con su muerte libera a los hombres de los pecados cometidos bajo el primer pacto. 16 Porque cuando hay un testamento,[b] es necesario que haya constancia de la muerte del que lo hizo, 17 ya que un testamento no tiene ningún valor mientras el que lo hizo siga con vida. 18 Por eso, ni siquiera el primer pacto se estableció sin sangre, 19 porque después de que Moisés anunció todos los mandamientos de la ley a todo el pueblo, tomó la sangre de los becerros y de los machos cabríos junto con agua, lana escarlata y una rama de hisopo, y roció el libro de la ley y a todo el pueblo. 20 Entonces le dijo al pueblo: «Ésta es la sangre del pacto que Dios les ha mandado.» 21 Además de esto, con la sangre roció también el tabernáculo y todos los vasos del ministerio. 22 Según la ley, casi todo es purificado con sangre; pues sin derramamiento de sangre no hay perdón.

El sacrificio de Cristo quita el pecado

23 Por lo tanto, era absolutamente necesario que las réplicas de las cosas celestiales fueran purificadas así; pero las cosas celestiales mismas necesitan mejores sacrificios que éstos, 24 porque Cristo no entró en el santuario hecho por los hombres, el cual era un mero reflejo del verdadero, sino que entró en el cielo mismo para presentarse ahora ante Dios en favor de nosotros. 25 Y no entró para ofrecerse muchas veces, como el sumo sacerdote, que cada año entra en el Lugar Santísimo con sangre ajena. 26 Si así fuera, Cristo habría tenido que morir muchas veces desde la creación del mundo; pero ahora, al final de los tiempos, se presentó una sola vez y para siempre, y se ofreció a sí mismo como sacrificio para quitar el pecado. 27 Y así como está establecido que los hombres mueran una sola vez, y después venga el juicio, 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; pero aparecerá por segunda vez, ya sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan.

bottom of page