La Biblia en un año
Mayo31
Números 35, Salmos 77, Apocalipsis 3
Números 35
Ciudades de los levitas
1 El Señor habló con Moisés en los campos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó, y le dijo:
2 «Ordena a los hijos de Israel que, de los terrenos que reciban en posesión, deben dar a los levitas ciudades donde ellos puedan vivir, y darles también los ejidos alrededor de esas ciudades. 3 Así los levitas tendrán ciudades donde vivir, y los ejidos de esas ciudades serán para sus animales y ganados, y para todas sus bestias. 4 Los ejidos de las ciudades que den a los levitas deben tener un perímetro de mil codos de la muralla de la ciudad hacia afuera. 5 Fuera de las ciudades, los ejidos a su alrededor deben medir dos mil codos por el este, dos mil codos por el sur, dos mil codos por el oeste, y dos mil codos por el norte, y la ciudad quedará en el centro. 6 Seis de las ciudades que darán a los levitas serán de refugio, para que los homicidas puedan refugiarse en ellas. Además de estas seis ciudades, les darán otras cuarenta y dos, 7 de modo que lo que darán a los levitas será un total de cuarenta y ocho ciudades con sus ejidos. 8 Estas ciudades las tomarán de lo que los hijos de Israel reciban en propiedad. Del que tenga mucho, tomarán mucho; del que tenga poco, tomarán poco. Cada uno dará a los levitas una parte de sus ciudades, según lo que haya recibido en propiedad.»
Ciudades de refugio
9 El Señor habló con Moisés, y le dijo:
10 «Habla con los hijos de Israel, y diles: “Cuando ustedes hayan pasado a la tierra de Canaán, al otro lado del Jordán, 11 designarán algunas ciudades como ciudades de refugio, a las que pueda huir aquel homicida que, sin proponérselo, hiera de muerte a alguien. 12 Esas ciudades servirán para refugiarse del que quiera tomar venganza, pues el homicida no será condenado a muerte hasta que sea juzgado en presencia de la congregación.
13 »”De las ciudades que den a los levitas, seis serán ciudades de refugio. 14 Tres de estas ciudades de refugio estarán en la ribera este del Jordán, y las otras tres ciudades estarán en la tierra de Canaán. 15 Estas seis ciudades brindarán refugio a los hijos de Israel y a los extranjeros que habiten entre ellos. Cualquiera que, sin proponérselo, hiera de muerte a otro, podrá huir a ellas.
16 »”Si la agresión se hizo con algún instrumento de hierro, y la víctima muere, se trata de un homicidio, y el homicida será condenado a muerte.
17 »”Si la agresión se hizo con una piedra en la mano, capaz de causar la muerte, y la víctima muere, se trata de un homicidio, y el homicida será condenado a muerte.
18 »”Si la agresión se hizo con un objeto de madera, capaz de causar la muerte, y la víctima muere, se trata de un homicidio, y el homicida será condenado a muerte.
19 »”El que quiera vengar esa muerte, podrá matar al homicida, y matarlo si lo encuentra.
20 »”Si el homicida empuja a su víctima por odio, o le arroja algo porque ya lo acechaba, y la víctima muere; 21 o si por enemistad lo hiere con su propia mano, y la víctima muere, se trata de un homicidio, y el agresor será condenado a muerte. El que quiera vengar la muerte de la víctima podrá matar al homicida cuando lo encuentre.
22 »”Pero si el agresor lo empuja, o arroja contra la víctima algún objeto, sin proponérselo y sin mediar ninguna enemistad ni asechanza, 23 o sin fijarse deja caer sobre la víctima alguna piedra capaz de matarlo, y la víctima muere sin que el agresor fuera su enemigo o procurara su mal, 24 entonces la congregación juzgará entre el homicida y el que quiera vengar la muerte, en conformidad con estas leyes:
25 »”La congregación librará al homicida de las manos del vengador, y lo hará volver a la ciudad en la que se haya refugiado, y el homicida se quedará a vivir allá hasta que muera el sumo sacerdote, el cual fue ungido con el aceite santo.
26 »”Si el homicida sale más allá de los límites de la ciudad en la que se refugió, 27 y el vengador de la víctima lo halla fuera de los límites de esa ciudad de refugio, y lo mata, el vengador no será culpable de su muerte, 28 pues el homicida debe quedarse en su ciudad de refugio hasta que muera el sumo sacerdote, y volverá a la tierra de su propiedad sólo después de que haya muerto el sumo sacerdote.
Ley para los testigos y el rescate
29 »”Dondequiera que ustedes vivan, esta ley estará vigente para los juicios entre sus descendientes:
30 »”Todo el que dé muerte a alguien es un homicida, y será condenado a muerte por el testimonio de varios testigos. Un solo testigo no basta para condenar a muerte a una persona.
31 »”No podrán recibir dinero a cambio de la vida de un homicida, pues está condenado a muerte, y sin falta morirá.
32 »”No podrán recibir dinero a cambio del que haya huido a una ciudad de refugio, para que vuelva a vivir en su tierra, antes de la muerte del sumo sacerdote.
33 »”No contaminen la tierra donde vivan, porque la sangre derramada hará impura la tierra, y sólo se purificará de la sangre derramada en ella con la sangre del que la derramó.
34 »”No contaminen la tierra que habitan, porque yo habito en medio de ustedes. Yo, el Señor, habito en medio de los hijos de Israel.”»
Salmos 77
Evocación de los portentos de Dios
Al músico principal. Sobre Jedutún. Salmo de Asaf.
1 Con mi voz clamé a Dios,
A Dios clamé, y él me escuchó.
2 Busqué al Señor cuando me vi angustiado;
por las noches, sin cesar, a él levanté mis manos;
pues mi alma rehusaba ser consolada.
3 Me acordé de Dios, y me sentí conmovido;
al quejarme, mi ánimo decaía.
4 Dios no me dejaba pegar los ojos;
tan quebrantado estaba yo, que no podía hablar.
5 Pensaba yo en los días de antaño,
en los años de tiempos pasados.
6 Me acordaba de mis cánticos nocturnos,
y en mi corazón meditaba, y mi espíritu inquiría:
7 «¿Nos abandonará el Señor para siempre?
¿Acaso no volverá a tratarnos con bondad?
8 ¿Se habrá agotado para siempre su misericordia?
¿Habrá puesto fin para siempre a su promesa?
9 ¿Se habrá olvidado Dios de tener misericordia?
¿Habrá, en su enojo, puesto un límite a su piedad?»
10 También me dije: «Debo estar enfermo.
¿Cómo puedo pensar que la diestra del Altísimo ha cambiado?
11 Es mejor que haga memoria de las obras del Señor.»
Sí, haré memoria de tus maravillas de antaño;
12 meditaré en todas tus obras,
y proclamaré todos tus hechos.
13 Santo es, oh Dios, tu camino;
¿qué otro dios es tan grande como tú, Dios nuestro?
14 Tú eres el Dios que hace maravillas;
has manifestado entre los pueblos tu poder.
15 Con tu brazo diste libertad a tu pueblo,
a los descendientes de Jacob y de José.
16 Cuando las aguas te vieron, oh Dios,
cuando las aguas te vieron, sintieron temor,
y hasta los abismos se estremecieron.
17 Las nubes derramaron torrentes de agua,
los cielos retumbaron, y atronaron tus rayos;
18 resonó en el torbellino la voz de tu trueno;
tus relámpagos iluminaron el mundo,
y la tierra tembló y se estremeció.
19 Te abriste paso en el mar,
y atravesaste las muchas aguas,
aunque nadie vio jamás tus pisadas,
20 y por medio de Moisés y de Aarón
guiaste a tu pueblo como a un rebaño.
Apocalipsis 3
Mensaje a la iglesia de Sardis
1 »Escribe al ángel de la iglesia en Sardis: Así dice el que tiene los siete espíritus de Dios, y las siete estrellas:
»Yo sé todo lo que haces, y sé que estás muerto, aunque parezcas estar vivo. 2 Manténte vigilante y afirma todo aquello que está a punto de morir, pues he encontrado que tus obras no son perfectas ante mi Dios. 3 Haz memoria de lo que has recibido y oído, y ponlo en práctica y arrepiéntete. Si no te mantienes vigilante, cuando menos lo esperes vendré sobre ti como un ladrón. 4 Pero cuentas en Sardis con unos cuantos que no han manchado sus vestiduras; ellos son dignos de andar conmigo vestidos de blanco. 5 El que salga vencedor será vestido de blanco, y jamás borraré su nombre del libro de la vida, sino que lo reconoceré delante de mi Padre y de sus ángeles. 6 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Mensaje a la iglesia de Filadelfia
7 »Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Así dice el Santo y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie puede cerrar, y cierra y nadie puede abrir:
8 Yo sé todo lo que haces. Delante de ti he puesto una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar. Aunque son pocas tus fuerzas, has obedecido mi palabra y no has negado mi nombre. 9 Yo haré que esos que en la sinagoga de Satanás dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten, vayan y se arrodillen ante ti, y reconozcan que yo te he amado. 10 Por cuanto has obedecido mi mandamiento de ser perseverante, yo también te protegeré a la hora de la prueba, la cual vendrá sobre el mundo entero para poner a prueba a cuantos habitan en la tierra. 11 Ya pronto vengo. Lo que tienes, no lo sueltes, y nadie te quitará tu corona. 12 Al que salga vencedor lo convertiré en columna del templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios y el de su ciudad, es decir, de la nueva Jerusalén que desciende del cielo de mi Dios, y también mi nuevo nombre. 13 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.
Mensaje a la iglesia de Laodicea
14 »Escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: Así dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios:
15 »“Yo sé todo lo que haces, y sé que no eres frío ni caliente. ¡Cómo quisiera que fueras frío o caliente! 16 Pero como eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca.” 17 Tú dices: “Yo soy rico; he llegado a tener muchas riquezas. No carezco de nada.” Pero no sabes que eres un desventurado, un miserable, y que estás pobre, ciego y desnudo. 18 Para que seas realmente rico, yo te aconsejo que compres de mí oro refinado en el fuego, y vestiduras blancas, para que te vistas y no se descubra la vergüenza de tu desnudez. Unge tus ojos con colirio, y podrás ver. 19 A todos los que amo, yo los reprendo y los castigo; así que muestra tu fervor y arrepiéntete. 20 ¡Mira! Ya estoy a la puerta, y llamo. Si alguno oye mi voz y abre la puerta, yo entraré en su casa, y cenaré con él, y él cenará conmigo. 21 Al que salga vencedor, le concederé el derecho de sentarse a mi lado en mi trono, así como yo he vencido y me he sentado al lado de mi Padre en su trono. 22 El que tenga oídos, que oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.»